viernes, 24 de diciembre de 2010

La Maratón del tragón

Mica y un hueso
Cena de Nochebuena, comida de Navidad y canelones para Sant Esteve. Las reuniones familiares delante de una mesa bien servida para estas fiestas empiezan fuerte, se mantienen intensas y acaban con un ataque fulminante a la boca del estómago. El Mike Tyson de los buenos tiempos en versión gastronómica.Al menos este año, al coincidir los festivos con los fines de semana, hay etapa de recuperación entre los canelones y la cena de Nochevieja. Si no, ya os digo yo que alguna comilona intersticial caía de más... Antes no me importaba en absoluto, pero desde que mi abuela ha dejado de decirme lo delgado que me veía estas cosas me empiezan a preocupar. De hecho, mi abuela ha llegado a decirme que se me ha puesto "cara de pa de ral"... Si es que me hago mayor. En todos los sentidos.

Pero como uno tiene una fama que mantener, y además disfruta haciéndolo, voy a ir a por todas. Que no se diga. Y después Diós dirá. De momento esta noche empezaremos comiendo cabrito. Espero que el domingo, delante del segundo plato a rebosar de canelones, no me arrepienta. Peor sería comer huesos falsos como lo hace mi perra, aunque parece que no engordan.

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